miércoles, 16 de noviembre de 2011

ARISTOTELES ONASIS Y SU MANERA DE NEGOCIAR

ARISTOTELES ONASSIS


Fue el magnate griego más famoso de la industria naviera del siglo XX y el hombre más rico del mundo en su época, tanto así, que se decía que «de vender todos sus activos, Wall Street temblaría».
Onassis, nació en Turquía, en un territorio anexionado por Grecia, donde su familia disponía de una vida bastante cómoda económicamente hablando, pero tras que Turquía recuperase sus territorios, los Onassis, al ser de procedencia griega, fueron expulsados del país y sus propiedades confiscadas. Cuando regresaron a Grecia, los ahorros familiares habían mermado en gran medida.

Ya en Grecia, el padre de Aristóteles, Sócrates Onassis trató de recuperar la fortuna familiar, con el comercio, algo en lo que tuvo cierto éxito. Por su cuenta, Aristóteles se fue a Argentina, donde con su innata capacidad para la persuasión y el uso de información, consiguió mover los contactos necesarios para alcanzar gran éxito en el negocio del tabaco, tras lo cual buscó introducirse en el mundo del transporte marítimo, lo cual hizo mediante dos movimientos, una fuerte serie de inversiones y un muy conveniente matrimonio con la hija y heredera de una de las familias más importantes en el negocio, Athina Mary Livanos.

El éxito no se hizo esperar: una vez que su flota de barcos estuvo consolidada, Onassis diversificó y adquirió la poderosa aerolínea insignia de Grecia, Olympic Airlines, la cual pasó en sus manos a liderar de forma indiscutida el área, invirtió fuertemente en bienes raíces, siendo su principal foco en este ámbito su magnífica sede en Nueva York, la Olympic Tower, y por otro lado, su magnífica asociación con el príncipe Raniero III de Mónaco le permitió literalmente, poseer más de la mitad del principado, a través de propiedades, inversiones y acciones. Para entonces, Onassis, se había convertido en el hombre más rico del planeta y en el magnate naviero más poderoso de la industria.

En paralelo a su exitosa vida profesional y empresarial, estaba su tormentosa vida privada, casándose dos veces, la primera con Athina Mary Livanos, quien le dio dos hijos Alexander y Christina Onassis, y la segunda con nada menos que la ex primera dama de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy, además de involucrarse en otros romances de alto perfil, tal como su relación con María Callas.

Aristoteles falleció poco tiempo después, a causa del deterioro físico causado por su constante hábito de fumar habanos, lo cual le condujo a una neumonía, y por el desgaste que le implicó el estrés de sus últimos días.
ARISTOTELES ONASSIS

Para lograr el éxito, mantenga un aspecto bronceado, viva en un edificio elegante, aunque sea en el sótano, déjese ver en los restaurantes de moda, aunque sólo se tome una copa, y si pide prestado, pida mucho. 

¿COMO NEGOCIABA ONASSIS?

Estupendo empresario, una personalidad fascinante, esplendido amigo, audaz, seductor y temible adversario. Así te puedo definir rápidamente a Aristóteles Onassis, el griego que durante buena parte del siglo veinte fuera el hombre más rico del mundo.
Sin duda alguna, los rasgos que le llevaron a encumbrarse a las más altas esferas sociales, fueron su singular maestría comercial y su astucia negociadora. En su auge, llegó a hacerse de todo tipo de propiedades y empresas, desde casas, pasando por flotas navieras y hasta casinos y líneas aéreas.
Bien sabido es que Onassis fue enviado desde jovencito a Argentina para tratar de forjarse un destino en un mundo nuevo lejos de la Primera Guerra Mundial y la viciada guerra entre Grecia y Turquía que, entre otras cosas, dejaron arruinada a su familia.
Una vez en su nueva patria, Aristóteles hizo de todo tipo de oficios hasta que discurrió emprender negocios trayendo tabaco turco de alta calidad desde su país de origen, mismo que le era enviado por su padre, quien lo trabajaba en Grecia.
Con el tiempo, el negocio creció a tal grado que los embarques se convirtieron en barcos completos de Grecia hacia Argentina.
El talento de Onassis no podía permitir que buques completos regresaran vacíos a Grecia. Buscó que productos se conseguían fácilmente en Argentina y que podrían ser atractivos en el viejo mundo. Es así que los barcos regresaban a Europa cargados de pieles, granos y lana.

Sin duda, esta es una de las estrategias en las que el "magnate griego" fue genial.
De sobra conocida es su estrategia de fundar sociedades para inmediatamente hipotecar sus bienes inmobiliarios y con ese dinero fundar nuevas compañías.
De igual manera, alguna vez Aristóteles inició el proyecto de aprovechar una ganga de 15 navíos a precio de chatarra, que quería añadir a su flota. El problema era que no disponía del capital para adquirirlos y los bancos no le querían prestar por no tener con que respaldar la operación.
En uno de los movimientos más audaces que se le conocen, Onassis rento anticipadamente los barcos para transportar carbón a Sudamérica, Francia y Alemania. Logró el préstamo del banco presentado como garantía los contratos logrados con sus clientes.

REGLAS DE ARISTOTELES ONASSIS PARA EL EXITO FINANCIERO

ESTRATEGIA DEL OCEANO AZUL


 El secreto de un negocio es que sepas algo que nadie mas sabe.










-Cuide su cuerpo, manteniéndose en la mejor forma posible. No se preocupe demasiado por sus defectos físicos.

-Coma poco. No coma comidas abundantes ni beba demasiado vino cuando esté trabajando.

-Espere hasta la noche para comer fuerte y no hable de negocios mientras coma.

-Haga ejercicios. Los básicos de yoga ayudan mucho, tanto al cuerpo como a la mente.

-Manténgase bronceado aunque tenga que usar una lámpara para lograrlo.

-Establezca un exitoso sistema de vida; relaciónese con la gente rica y de éxito.

-Si le falta dinero, tómelo prestado; y jamás pida poco. Pida, grandes cantidades y siempre pague a tiempo.

-Esconda sus problemas y deje que la gente crea que su vida es una sola alegría.

-No duerma mucho, o de pronto se despertará fracasado Si duerme tres horas menos cada noche durante el año tendrá un mes y medio extra para emplearlo en triunfar.

-Si aspira al éxito, no pierda su tiempo leyendo lo que otro hacen. Es mejor vivir su propia vida que vivir preocupado por la de otros.



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